Los retenedores son una parte esencial del proceso de ortodoncia. Una vez finalizado el tratamiento y pasado el proceso de refinamiento final, se colocan dos filas de retenedores, una arriba y otra abajo. A su vez, se le da al paciente una férula que tendrá que llevar a la hora de dormir. La pregunta es ¿los retenedores son para siempre? ¿Molestan?
Para poder responder a estas preguntas, hay que entender cómo funcionan los dientes. Los dientes no son elementos fijos. En realidad, nada en el cuerpo lo es. La sangre, los movimientos que hacemos con nuestros músculos, las alteraciones del cuerpo al crecer, el frío, el calor… Todo hace que todas las partes del cuerpo se muevan, y eso también afecta a los dientes. El trabajo de un ortodoncista es fijar en el lugar correcto (orto) los dientes (doncista).
Una vez que el tratamiento de ortodoncia, sean brackets, Invisalign o Spark, finalice, no hemos logrado fijar para siempre los dientes en el lugar correcto, solo los hemos puesto en la posición en la que tienen que estar. Lo siguiente es retenerlos ahí, en el lugar adecuado para siempre, y para eso se usan los retenedores.
Los retenedores harán que no tengas que repetir el tratamiento de ortodoncia
Así que sí, lo ideal es que los tengas toda la vida, pero no has de alarmarte. Los retenedores no molestan, no te impiden comer, besar, beber, tocar un instrumento o reír. Tampoco te afectan para nada a tu día a día. La primera semana, como es lógico, notarás un cuerpo extraño en la parte trasera de los dientes, en su contacto con la encía. Pero luego ni sabrás que están ahí, no los notarás y te olvidarás de ellos. A cambio, los retenedores lograrán que tus dientes se queden en su posición toda la vida.
Si no usáramos retenedores, al cabo de cinco años o incluso menos, notarías movimientos en las encías que harían que tus dientes volvieran a descolocarse, lo que significaría volver a reiniciar el tratamiento. Es por ello que los retenedores son unos aliados tan formidables.