Cuando los papás éramos pequeños, la ortodoncia dolía. Recordamos muchas molestias, incomodidades y seguro que recordáis aquellos moldes que había que morder y aplastar con el paladar para sacar una base de vuestra boca con la que el ortodoncista podía trabajar.
Pero ahora todo eso ha cambiado. Esos moldes de escayola han sido sustituidos por escáners en 3D. Se hacen estimaciones virtuales de cómo va a evolucionar la boca, y aquellos enormes brackets ahora son fundas transparentes que se van intercambiando con el paso de las semanas, que permiten comer cómodamente y sonreír sin ningún tipo de vergüenza. Así que no, la ortodoncia no duele ni en adultos ni en niños. Así que eso, hoy en día, no puede ser una excusa para no cuidarse la boca.
Por supuesto, estamos hablando de tu boca, un espacio compuesto por tu lengua, dientes, músculos y huesos. Es decir, claro que habrá molestias o notarás ciertas presiones durante la actuación del ortodoncista, pero son nimias, menores y que no persisten en el tiempo porque, insistimos, ya no estamos ni en 1980 ni en 1990.
Si escoges al ortodoncista adecuado, la ortodoncia nunca duele
Esto también se refiere a los casos más complicados en los que hay que intervenir. La técnica ha avanzado muchísimo, y lo que antes era más aparatoso, ahora es mucho más llevadero. Claro que todo esto es así si eliges bien a tu ortodoncista. Si acudes a clínicas franquiciadas a las que solo le importa facturar, no solo sentirás dolor, sino que también descubrirás que los resultados de la intervención no son tan buenos.
Pero en la Clínica de Ortodoncia González-Dans tenemos experiencia y no solo somos ortodoncistas, somos académicos y profesores. Por eso, cuenta con nosotros para que tus hijos tengan la mejor experiencia; y para que sonrían, que eso es lo más importante.